Solaris
¿Ciencia ficción o filosofía? O quizá una fábula sobre lo que significa ser humano. Desde una estación espacial, Solaris es observado, analizado y vigilado. El enorme océano que cubre el planeta ha resultado estar vivo, son sus variaciones en la distribución de su masa lo que le permite estabilizar la ruta de un planeta que, al orbitar en torno a dos soles, debiera ser inestable.
¿Qué ocurre cuando este océano con el que se trata de comunicar responde, pero somos incapaces de comprender lo que nos dice? Porque esta es la idea que subyace en el fondo. La interacción parece imposible, el océano ha tocado de algún modo sus mentes (sus recuerdos, sus anhelos secretos o como lo queramos llamar) y los ha recreado. Pero estos recuerdos muertos, estos oscuros secretos del corazón, aterran a los hombres. No los comprenden. ¿Cómo podría ser de otro modo?
Fascinante y con un final abierto, me agarro a la idea sugerida de que nos encontramos ante una criatura en plena eclosión (lo comparan con un bebé en fase de aprendizaje), y que sería posible una comunicación, en el futuro. O quizá no.