John Katzenbach es un maestro del suspense. Sabe jugar perfectamente con los tiempos de narración, creando un ambiente de intriga excepcional.
Hasta aquí, más o menos resumido, lo que me atrajo de la novela.
Pero al menos para mí, no ha sido del todo cierto.
Bien es verdad que aunque me la recomendaron hace bastante tiempo, no ha sido hasta que salió elegida en un club de lectura que me decidí a leerla.
A su favor, decir que es una novela de argumento lineal, ritmo constante y fácil de seguir(serviría perfectamente para una película
made in Hollywood, si no la han hecho ya). En cuanto a esto, ninguna queja. Sin embargo, cuando te dicen que es excepcional, esperas algo más. Y eso es lo que no he encontrado.
El personaje principal está bastante bien definido, mientras que su oponente misterioso se oculta y permanece en la sombra. Sin embargo, los secundarios no están al mismo nivel, carecen de entidad propia y son meros figurantes, cuando más de uno merecería que se les prestara atención.
En sí, la historia no aporta nada nuevo a este género, y en el desenlace es donde más he notado que afloja. No me convence el desarrollo de las últimas escenas, ni tampoco el camino escogido por nuestro protagonista.