No sé qué tiene Amin Maalouf, pero tanto si se trata de sus cuentos como de sus novelas, en cuanto hojeo un par de páginas, soy incapaz de soltar el libro en cuestión hasta que lo acabo. Su prosa me atrae irresistiblemente. Sus descripciones son evocadoras sin caer en los clichés, sus diálogos son brillantes y sus personajes son tan reales, tan de carne y hueso en sus virtudes y en sus defectos, que es muy fácil verse reflejado en ellos.